Es increíble cómo no tengo nada que ver con esta gente. Pienso exactamente lo contrario a mis colegas que encuentran malo el arte bonito y bueno lo horrible. Me dicen que está mal un hombre que retrata el mar, me dicen que su trabajo no tiene contenido social y se ríen de él como viejas brujas deformando sus caras en cada mueca de desprecio. Odio que piensen que yo podría ser una de ellas.
Mejor me voy al océano a través tuyo, joven artista. Un mechón de tu repudiado pelo rubio tiene más talento que todas las personas que hacen clases en esta espantosa institución.
Las nubes, la inmensidad, la mente tranquila.
Ahora ellas ya no importan. Es momento de descansar en el agua azul.