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Esta noche sólo cantan para mí – Concierto de La Casa Azul en Madrid

«La vida y los sucesos que se desplegaban ante mí sin tener nada que ver conmigo, y en lugares ajenos a mí, pero que sin embargo atraían mis sentidos, encajaban en mi definición de ‘cosas trágicas’.»
Confesiones de una máscara – Yukio Mishima

No sé si estoy estilando de transpiración o de los tragos que se me han caído sobre la ropa. Me duelen las piernas de tanto bailar y casi no tengo voz.

Estar en Gran Avenida a inicios de la década de los 2000 bajando los discos de La Casa Azul en un computador tuneado. Ser tan cabra chica y haber empezado a entender lo importante de las letras más atormentadas combinadas con la música más alegre. La Jardinera de Violeta Parra, cualquiera de los Pet Shop Boys.

Que viva el arte menor.

Justo hoy pensaba en que me daba pena cuando alguien que te gustaba mucho empieza a dejar de fascinarte de a poquito, te dan vergüenza las cosas que escribe en internet, sus amigos te parecen pésimos, notas con tanta claridad su terror a la vulnerabilidad, pero todo muy de a poquito y eso es lo peor porque es como mirar una muerte en cámara lenta y casi que es preferible seguir enamorada sufriente que habitar ese cinismo de mujer que no se conmueve con nada.

Lo mismo de Como un Fan pero invertido.

El 2005 había cambiado mi discman por uno en el que no saltaba el sonido con el movimiento de la micro y que leía mp3, en cada cd me cabían como diez discos completos. Tenía cientos y me gustaba pasar los días organizándolos, combinar de forma coherente los álbumes e ir al persa de Los Morros a comprar sobrecitos para guardarlos. El Cristóbal iba a mi casa en bicicleta y yo le prestaba música, él ahora vive en Roma y seguimos siendo amigos. Hace poco se acordó de un cd que le armé en esa época, me dijo que estaba el Cuatro Caminos de Café Tacuba, uno de Daniel Johnston, uno de Coiffeur y ese de Los Mono que fue el que más le gustó.

Yo no me acordaba de eso así que me dio mucha ternura cuando me contó. Sin embargo sí me acuerdo de una vez que me dijo “a ti puro te gusta el brit pop y esas weás como Estopa” (jajajaj) refiriéndose a lo mucho que escuchaba La Casa Azul.

Creo que una vez escribí de La Casa Azul en la Zona de Contacto. Ridícula.

O la vez en que un cabro atroz me dijo que mi canción era Chicos Malos porque me había empezado a juntar con pura gente pesada y marihuanera.

Retornar a la anarquía popular.

Hoy tomé un avión desde mi casa en Rotterdam para venir a este concierto en Madrid, cuando lo pienso de esa forma casi que no lo puedo creer ¿Cómo es posible que me hayan pasado tantas cosas y tan rápido? ¿Cómo sería si con el Cristóbal no nos hubiéramos ido nunca de la Gran Avenida? Guille Milkyway estaba realmente emocionado, transmitía una energía tan hermosa, inteligente en su fragilidad, serio con su trabajo, más bello de lo que habría imaginado ¿Así es como se siente volver a lo normal?

RED LIGHTS – RED LIGHTS

Todos en el concierto parecían conocerse, rodeada de los partícipes de una historia que se ha desarrollado en España pero que para mí se empezó a construir en la época en que iba a comprar leseras al Portal Lyon y a robar ropa al mall, mi falda verde, mi cortaviento amarillo, mi blog. Las personas que han venido a este concierto ya llevan veinte años siguiendo a La Casa Azul y se me aprieta el corazón de pensar que van a pasar los años y nunca vamos a dejar de estar traumados. Todo esto no es nostalgia, es algo que está vivo en todas las personas sensibles.