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Participación en Tú no Existes: Primer Encuentro de Pensamiento sobre Astrud

Felipe Mardones me invitó a participar en un evento irresistible, el primer encuentro de pensamiento para discutir las ideas de Astrud, una de mis bandas favoritas.

Quedé muy satisfecha con los resultados y las interacciones con quienes participaron ¡Hasta prensa tuvo!

Mi presentación está disponible en este link y el resumen es este:

Este texto constituye la seguramente primera lectura de inspiración marxista sobre la obra de la banda catalana Astrud, particularmente la canción Tres Años Harto del disco Mi Fracaso Personal.

Quiero presentar un análisis en torno al trabajo en la sociedad contemporánea considerando el concepto de División del Trabajo acuñado por Karl Marx en El Manifiesto Comunista complementado con la crítica a la condición obrera de Simone Weil. Esta literatura proveerá al texto de un marco teórico que señala un camino que nos permitirá entender mejor las narrativas de la juventud ante el fracaso en las actuales sociedades capitalistas en las que el éxito es la vara con que se mide la experiencia personal. Un éxito que omite lo colectivo y previene de la reflexión crítica respecto a las grandes preguntas de la humanidad.

Finalmente espero proponer guías para develar los vicios que nos mantienen encerrados en la circularidad de la vida capitalista, reivindicando la voluntad, la identidad obrera y la intelectualización de esta última desde una perspectiva colectiva. Atendiendo a estas observaciones podríamos trazar una vía hacia la dignidad en la vida diaria.

afiche

participantes

¡Un año del Club de Lectura!

Pasar a la acción es posible.

Estoy muy contenta que esta idea haya resultado : )

Dejo acá mis respuestas a un cuestionario que me mandaron desde El Mercurio para un reportaje sobre clubes de lectura:

– En primer lugar me gustaría saber cómo nació la idea del club. ¿Fuiste tú una de las creadoras? Y de ser así, ¿de dónde surgió la motivación?

Yo estuve viviendo en Inglaterra mientras hacía un máster, ahí me di cuenta que la gente tenía clubs para todo: para la acción política, para jugar juegos de mesa, grupos de estudio, etc. Yo vivía en Bristol, una ciudad llena de cafés y bares por lo que estos grupos eran muy visibles. Cuando volví a Santiago se me hizo muy claro que la gente vive encerrada en sus casas y si sale a alguna parte, cafeterías, bares, es para puro consumir cosas y sacarles fotos.

– ¿Cómo ha sido la experiencia del Club? ¿Cómo se organizan, eligen los libros, siguen algún esquema en la discusión de los libros?

Me ha gustado mucho la experiencia del club. Nos partimos organizando por Goodreads y después por un grupo de Facebook. Nos juntamos el primer jueves de cada mes en el GAM a las 19:30. El primer libro fue propuesto por los que organizamos la primera reunión (La Pista de Hielo de Roberto Bolaño) y en la reunión misma se elige el libro de la siguiente junta. Las condiciones mínimas son que cueste menos de 10 mil pesos en librerías, que esté disponible en bibliotecas de Santiago y que esté en formato ebook.
Al principio la discusión partía con una breve reseña del autor y discutíamos sobre lo que se nos antojara pero hace varios meses cambiamos a un formato más rígido que nos ha resultado mucho mejor donde analizamos los siguientes puntos: autor y contexto, resumen, personajes, narrador y perspectiva, ambiente y tema, estructura, estilo ritmo y descripciones y finalmente, la parte más larga y que más me gusta: interpretaciones políticas, conclusiones y opiniones personales.
Puede sonar cerrado pero nos ha permitido entender que un libro bueno no es «una volada» de un escritor que se lanzó a escribir, sino que un trabajo muy cuidado que al disectarlo por partes se puede apreciar el genio y el esfuerzo, además de distinguir con facilidad y argumentos un libro bueno de uno malo.

– ¿Cuánto tiempo llevan y cómo ha sido la convocatoria? Cómo cuanta gente asiste habitualmente? Y qué tal les ha resultado?

Esto partió en octubre de 2013 y no hemos parado. La convocatoria varía pero tenemos un núcleo duro de cuatro o cinco personas, una vez hubo una reunión que tocó un 2 de enero en la que leímos En el Camino de Jack Kerouac y llegamos sólo dos personas, también han habido reuniones más exitosas como la de Catedral de Raymond Carver donde llegaron como 15 personas.
Lo curioso es que el grupo de Facebook tiene 130 miembros y todos dicen que están contentos de pertenecer a una instancia así pero no van, o hay mucha gente que encuentra buena la idea y que les gustaría participar pero dicen que no tienen tiempo. Creo que les debe costar el primer paso para dedicarse a leer habitualmente porque yo conozco gente con vidas atareadísimas, personas del mismo club sin ir más lejos y leen igual. Y harto más que un libro mensual.
De cualquier manera estoy súper satisfecha con la experiencia, nos ha permitido conocer nueva gente, nuevos autores, incluso la experiencia del club inspiró a que con otros amigos organizáramos un grupo de estudio de arte latinoamericano para el que nos reunimos periódicamente en un bar de mala muerte del centro.

– ¿Hay algún eje temático (por ejemplo, leer solo libros de mujeres, o de escritores chilenos) o más bien van variando en los títulos?

Vamos variando pero tratamos de cubrir espectros amplios como para no terminar leyendo cosas de un mismo tono. Nos hemos preocupado de leer ciencia ficción, autores chilenos, mujeres feministas. También hemos tomado decisiones para abarcar distintas áreas geográficas como cuando decidimos leer Todo se Derrumba del nigeriano Chinua Achebe o el primer libro de Kenzaburo Oe (Japón), Arrancad las Semillas, Fusilad a los Niños. Dentro del mismo espíritu, el libro de la próxima reunión es La Hora de la Estrella de Clarice Lispector para introducirnos en la literatura brasileña.
Si bien lo que menciono puede sonar muy orgánico sí tenemos una línea editorial básica que corresponde a nuestro interés en evitar los best sellers de vitrina o esos libros como de vampiros, no porque no sean dignos de analizarse (probablemente para mal) sino porque creo que ya tienen suficiente atención del público general.

– Finalmente, ¿qué consejos crees que son fundamentales para que un proyecto así funcione? ¿Seguir algún esquema, tener alguna guía a la hora de la lectura, etc?

En nuestro caso en particular creo que sólo la constancia contra viento y marea. Es triste pero siempre la gente te va a inventar una excusa para no leer, desde que no tienen nada de tiempo como si fueran presidentes de la república o incluso hay gente que encuentra que leer es «intelectualoide» ¿Puedes creerlo? Entonces si uno trata de organizarlos a todos y pescar sus quejas nunca va a hallar la instancia adecuada, y eso que el punto de todo es simplemente leerse un libro. Por eso mi consejo es la rigurosidad para hacerse el hábito.
Desde ahí te das cuenta que la lectura es mucho más que un hábito, no es como ir al gimnasio, no es un esfuerzo que tengas que hacer, al contrario, es una delicia, un placer.

club

La belleza hace soportable la monotonía

Rescato esta frase de Simone Weil y su marxismo místico en estos días de vacaciones donde más encima leo El Color Prohibido de Yukio Mishima, una novela donde la belleza ocupa un lugar extremadamente provocador.

Shunsuké, un viejo culeado, reflexiona sobre «lo fea que es la felicidad» indicando con sutileza esa tendencia a derretirnos por lo incorrecto y de cómo lo incorrecto nos parece bello. Así volvemos a la idea de Weil de la belleza para sobrevivir a la monotonía.

¿No es acaso bella esta escena?

El estudiante se desabrochó los botones de la pechera y siguió fumando, tendido en el futón y apoyado en un codo. Cuando el ruido de las pisadas se hubo desvanecido, se irguió como un joven perro de caza. Era un poco más bajo que Yuichi. Éste había permanecido en pie, indeciso, y su acompañante le rodeó el cuello con una mano para besarle. Se besaron durante cinco o seis minutos. Yuichi deslizó la mano bajo la chaqueta de Suzuki. El corazón le latía con fuerza. Se separaron y, dándose la espalda, procedieron a desvestirse de una manera frenética.

Y con esta escena yo no ilustraría la felicidad. La felicidad es hablar y reír mientras que en Mishima «la verdadera belleza impone el silencio».

Nubes y desrealidad

Imperceptibles las nubes se mueven y van a chocar

PAF suena el choque que es mejor ignorar y seguir en lo propio porque mal que mal has estado una canción entera dialogando íntimamente con uno de los hombres más atractivos de Chile.

El discurso amoroso opera con la existencia de nubes, nubes que ensombrecen el humor igual que la menstruación pero que con honestidad se soportan sin destruir la fantasía que se arma alrededor del romance. Porque la opción de escapar abre paso al enfrentamiento con el mundo atónito, al enfrentamiento con la desrealidad de llamadas telefónicas que no llegan, tiempos muertos y arrepentimientos. El mundo está petrificado para el que se enamora y no se puede soñar. Es mejor entrar a la alucinación, perdonar, ser invisible, dejar guiar por la luna nuestra frágil dirección. El resto es vanidad.

«Hay sin embargo nubes más sutiles; todas las sombras tenues, de causa ligera, incierta, que pasan por encima de la relación, cambian la luz, el relieve; hay de repente otro paisaje, una ligera embriaguez negra. La nube entonces no es más que esto: algo me falta«.

Todo lo anterior es para decir que quiero bailar esta canción con un chiquillo bonito y que al final nos demos un beso y que no importe nada.

Anotaciones de Roland Barthes – Fragmentos de un Discurso Amoroso, los apartados DESREALIDAD y NUBES

Les Secrets de la Princesse de Cadignan

«Ella era entendida y sabía que el carácter amoroso se cifra de algún modo en las cosas sin importancia. Una mujer instruida puede leer su porvenir en un simple gesto».

Una aclaración que considero necesaria respecto al uso del la palabra panóptico

Últimamente hay gente que le dice panóptico a cualquier tipo de vigilancia. No es mi intención hacer una aclaración literal respecto al panóptico forma arquitectónica carcelaria sino al efecto de poder que ejerce de acuerdo al trabajo de Michel Foucault en Vigilar y Castigar.

Porque lo clave del uso de este concepto en el trabajo del francés es la vigilancia permanente a pesar de que ésta sea discontinua en su acción. El efecto panóptico es tan poderoso que es irrelevante que las cámaras que un alcalde pone en su comuna estén grabando o a cuántas micros del Transantiago se suben los inspectores.

Hablar de panóptico sólo cuando estamos frente a tecnologías explícitas de vigilancia aleja de nuestro radio de análisis el máximo mecanismo de control que es el que reside de manera automatizada en nosotros como individuos y eso se manifiesta en la sujeción efectiva de nuestros cuerpos ante ideas que no son más que ficciones como el supuesto terrorismo en Chile. Es este tipo de control el que nos moviliza y nos lleva a transitar por ciertos lugares, mirar feo a determinada gente (incluso a nuestros pares), salir a la calle depilada, pagar la micro, etc.

Finalmente la vigilancia no está en las tecnologías, está implantada en nuestros cuerpos disciplinados de manera tan sofisticada que somos indistintamente vigilados y vigilantes en dimensiones que exceden lo criminal. El ejercicio del poder es mucho más sutil que la presencia de unas cámaras.